Un año sin ti

 

No fue triste separarnos aquel día. Lo hacíamos cada mes de cada año sin una despedida, sólo un beso soplado desde la última curva del collado, mi promesa susurrada de regresar luego a luego, y una sonrisa compartida. Cómplices. La seguridad de un pronto reencuentro.

Después… un algo imprevisible, desconocido, impensable en esta época en la que lo sabemos todo, donde no cabe —pensábamos, soberbios— este tipo de aconteceres.

Hoy quema el arrepentimiento de no habernos dado aquel día un último abrazo, un beso prolongado, un postrer revolcón.

Ahora queda esperar, confiar, a veces sucede. Y cuando llegue el momento de los semáforos verdes, lo primero que haré será buscarte con pasión renovada. Tú, sin preguntas ni reproches, me dejarás como siempre recorrer tus caderas, trepar por tus cabezos, hundirme en tus simas, oír el viento en las acículas de tus pinos, escuchar en el copo el canto de la cabernera, respirar tu resina ardiente y tu aroma salvaje de garduña. Me abuzaré sediento en tu cieca, me capuzaré desnudo en las pozas intermitentes de tus ramblizos descarnados, acariciaré tu piel blanca, verde, parda y te besaré con los ojos cerrados sintiendo en mis labios tu sabor a alhucema, a piedra, a cal, a baladre.

Sabes que me sigues absorbiendo lentamente, abonico, hasta hacerme desaparecer en ti. Poquico a poco, no tengas prisas.

(Foto: trocha hacia la Rambla del Agua; cal, pino, atocha. Arribotas, los Siete Peñones y, al fondo, Loma Victoria)

Comentarios

  1. Precioso poema de amor a esa naturaleza que seguro te espera, dispuesta a darse a ti a tope y sin condiciones.
    Que ese lúdico encuentro se de cuanto antes.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Juan, la naturaleza siempre nos espera con los brazos abiertos, sin preguntas ni porqués ni celos ante las ausencias prolongadas. El encuentro se dará, sin duda.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. La naturaleza deseada.
    La persona amada.
    ¿Volveremos algún día a la anterior normalidad en todo eso?...
    Besis Diego.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gata, espero que sí volvamos a algo parecido a la anterior normalidad. Hay senderos que es necesario volver a recorrer.
      Un besazo.

      Eliminar
  3. Esto también pasará.

    Ese es el devenir de la vida.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pitt, más que devenir es el devolver a la vida :)
      Saludos.

      Eliminar
  4. Esa forma de describirlo y describirla, Diego, es fácilmente trasladable. Me sentí ahí, buscando, imaginando ...
    Feliz tarde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buscar, imaginar... a veces es más sugestivo que encontrar. Busquemos, imaginemos.
      Un abrazo, Enrique.

      Eliminar
  5. Uy, Diego que manera tan bella de describir ese encuentro largo tiempo deseado. Al igual que Enrique me sentí ahí.
    No dudes que volveremos a saborear la vida, el amor, la naturaleza y todas las cosas bellas.
    Pero se nos está haciendo larga la espera.
    Abrazos querido amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Maripaz, tú sabes mucho de "nostalgiar" lugares, paisajes. Y los dos sabemos que acabamos volviendo algún día a recorrerlos. Ese día llegará, fijo.
      Un beso.

      Eliminar
  6. Ana María3/13/2021

    Qué bello texto de amores eternos.

    Esperemos que pronto nos abran las fronteras y podamos volver a pisar y besar esas tierras que añoramos.

    Un abrazo, Diego

    ResponderEliminar
  7. Hola Diego:
    Segundo comentario que hago , volviendo despacito al mundillo blogger (El primero en mi blog como respuesta colectiva a tantos abrazos)
    Y me emociona tu "crónica de un encuentro amoroso"
    Siempre ella estará allí para encandilar nuestra visión, para llenar nuestros corazones de gozo.
    Siempre que no se tope con gentes ambiciosas y mal intencionadas.
    Estamos viviendo un desastre en la Comarca Andina. Naturaleza sublime devorada por las llamas...fuego intencional. Demasiadas pérdidas de toda índole.
    Perdona mi rollo
    ¡Excelente entrada!
    Un fuerte abrazo amigo querido

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lu, bienvenida de nuevo al mundo blogger. Ya estoy al tanto de los incendios que asolan tu zona. Lo peor es que parecen intencionados. Pero la Naturaleza es más fuerte que los pirómanos y en unos años habrá demostrado que es indestructible (o casi...)
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. Diego que texto tan arrebatador y apasionado y cuanta añoranza destila, aunque también asoma tímida la esperanza del reencuentro. Claro que volveremos y este distanciamiento obligado de lo que amamos hará más intenso y especial el encuentro.

    He disfrutado dejándome llevar por tu relato y hasta sentí los olores y texturas de lo que añoras, me trajó a la memoria el subidón de bañarme en una poza helada en un río del Pirineo para luego entibiarme en una piedra como un lagarto, que tiempos aquellos.

    Volveremos a vivir sin restricciones, salvo las que cada uno nos sigamos imponiendo.

    Sí, Diego, como te puedes imaginar, también estoy cansada y quiero que esto acabe ya.

    Un abrazo, mímate.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tesa, aún no se produce el reencuentro, las "caenas" en las fronteras siguen echadas. Bañarse en esas pozas solitarias es una delicia, y tumbarte a secarte al sol en bolas, otra delicia. Pero yo la hago muy de tarde en tarde en cualquier rambla de mi zona reseca, después de una tormenta, allí llueve poco, con el agua no muy fría. Hacerlo en el pirineo con agua helada... no sé yo si me atrevería :) Aparte de que en el pirineo hay más personal, en mis ramblas solo hay lagartos... y yo.

      Abrazote.

      Eliminar
  9. Me ha emocionado tu texto, Diego, erótico con la tierra madre, con la naturaleza que tanto nos regala a pesar de nuestros desmanes. Precioso, precioso. Volverás a ella y la disfrutarás con vehemencia, mi abrazo y mi aplauso. Largos ambos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Virgi! Tú sabes de pasiones. Un abrazote.

      Eliminar

Publicar un comentario