Regresares
Los recuerdos arriba, en cúmulos errantes; las frustraciones debajo, chapoteando en un barro que trepa hasta las rodillas.
Alejarse del sur, hoy playa sin arena, ni umbría ni seguidillas. Huir de un oeste
incierto sin horizonte, sin ocaso. Y buscar el amanecer en el collado, oteando a lo lejos un mar sin olas ni gaviotas, sin sal, vacío.
Soñar despierto con los ojos cerrados tus regresos imposibles.
(Foto: mis montañas azules desde el Cerro Gordo)
Reconforta saber que todavía hay zonas sin contaminar donde poder desconectar.
ResponderEliminarCreo que quedan dos, Cabrónidas. Y una de ellas es donde yo me refugio.
EliminarHola, Diego
ResponderEliminarEsa foto puede dar paz, pero también pudiera causar angustia según el cristal con la cual la observe el lector. ¿Por qué?
Hay luz a lo lejos, pero a medida que veo el primer plano existe oscuridad: los recuerdos nítidos, las frustraciones aunque estuvieran en el fango, es un deber superarlas…
¿Quién no ha soñado con un regreso imposible?
Cordiales saludos; quizás me decida escribirte; el tiempo me acosa.
Hola, Rud. Tienes razón.
EliminarLa foto es misteriosa, pero real. No sé por qué, pero las montañas allí se ven azules justo antes de amanecer. Y de color azul son los regresos imposibles. Cuando amanece los colores diluyen las nostalgias y acaba la poesía.
Decídete, mujer, al tiempo le sobran minutos :)
Qué dificil es vivir en un mundo totalmente azul...
EliminarUn beso ;)
Ya sabes, Fram: el azul y yo vivimos un idilio permanente :)
EliminarUn beso (azul)
Hola Diego.
ResponderEliminarPlena de nostalgia, me parece, tu prosa en esta ocasión pero no por eso deja de ser sensiblemente bella.
Puede que sea metafórica...totalmente.
Como sea, vivo en un lugar en el que por suerte, saliendo del casco urbano, casi a la vuelta de la esquina aun se respira aire puro, aun se disfruta de la naturaleza, de los amaneceres y atardeceres coloridos, de la blancura de la nieve, de las aves que retornan en primavera, de esa flora silvestre y abundante...
Abrazo va, buen viernes y días por venir
Pues sí, Lu, algo de metafórica sí tiene.
EliminarYa te lo he dicho muchas veces, envidio el lugar en el que vives y me encantaría recorrer esos parajes que nos describes (solo o, mejor, de tu mano :)
Abrazazo, Lu.
Todo un gran placer llegar a ese Cerro Gordo y contemplarlo sin prisas.
ResponderEliminarBuen fin de semana Diego.
Un abrazo.
Gracias, Laura. La foto de mi avatar está tomada justamente en la cima del Cerro Gordo. Un monte muy incómodo de subir pero que te muestra unos paisajes preciosos de mi tierra murciana si consigues llegar a la cumbre.
EliminarTe sigo desde el lateral de mi sima.
Un abrazo, Laura.
El azul que es mi color favorito; me encanta la foto :)
ResponderEliminarUn barro que trepa hasta las rodillas..
Soñar con tus regresos imposibles..
Besos, Diego :)
Y una umbría que siempre fue luminosa. Beso, Ana.
EliminarUy, Diego tu prosa me atrapa de manera muy particular. Dices tanto con tan pocas letras...
ResponderEliminarProsa poética, con metáfora incluida. Puro placer para mi alma inquieta.
Pero te prodigas poco...jejeje.
La belleza de esas montañas azules, es como para soñar despierto con los ojos cerrados tus regresos imposibles.
¡Bravo!
Abrazos.
Estás hecho un poeta, Diego. Bello texto e imagen de un lugar desde el que puedes soñar con los ojos abiertos, una playa elevada hecha a la medida de tus excursiones al monte, sin arena, sin gaviotas y sin gentío, pero igual de hermosa y plácida.
ResponderEliminarQue fascinante, Diego, que las montañas se vean azules desde lejos, a mí siempre me sorprende.
Un abrazo, guapo.