Equinoccio
Dos veces cada año nos encontramos tú y yo, como náufragos solitarios caminando por la playa, en la línea que separa (y une) la arena y la marea. Te acercas; me acerco. Te encaminas hacia tu sur, que se ilumina; yo hacia mi norte, donde anochece. No es un encuentro, es un cruce que solo dura lo que dura una sonrisa, un saludo, un leve gesto de dos miradas. Instante mágico en el que volvemos a igualarnos; nada nos diferencia y el recuerdo de los días sin equinoccios que pasamos juntos se pierde disuelto en la espuma. Días diferentes, de luces, umbrías, calmas y tormentas; días que nos modelaron, tan iguales y tan distintos.
Me vuelvo y veo tu silueta que se aleja; quiero llamarte pero los charranes me gritan un para qué estridente. Sé que a la vuelta de seis meses cruzaremos otra vez nuestros caminos, ahora en sentido inverso, en la misma playa, pisando las mismas botellas con mensajes no leídos y las mismas astillas de naufragios olvidados. Seremos de nuevo sonrisa, gesto, saludo, dos espaldas que se alejan, hacia más claridad la mía, hacia más sombras la tuya.
(Foto: dos siluetas, hombre y mujer, se aproximan en el otoño de una playa alicantina)
Qué bonito, Diego :)
ResponderEliminarBesos ;)
¿Reconoces la playa, Anu? :)
EliminarUn besico.
Cuanta poesía, cuanta ternura y cuanta belleza hay en el instante de ese encuentro.
ResponderEliminarDos siluetas, ¡si!, pero con alma y sentimientos.
Un abrazo.
La vista del mar inspira, Juan (¿qué te voy a decir a ti?) :)
EliminarAbrazo.
Sujetos todos a una invariable ley natural.:)
ResponderEliminarAhí le has dado, Cabro. La inclinación del eje de la Tierra tiene la culpa :)
EliminarBellísimo texto poético Diego!
ResponderEliminarInspiradísimo amigo!
Va mi abrazo 🤗 con aplausos 👏👏
Buen comienzo de semana
Lu, tú tienes la culpa. Bueno, tú no, tu coordenada :) Cuando estuve por tu Sur pude comprobar que allí las estaciones cambian, y las constelaciones, el Sol y la Luna giran en sentido inverso y simétrico. Es una cuestión geométrica y de inclinación del eje de giro de la Tierra. Sólo hay dos días al año en los que nuestros días y noches coinciden en duración: 12 horas en todos los lugares de la Tierra. Y esos días son los de los equinoccios. Así que nos volveremos a cruzar el día 20 de marzo, día del próximo equinoccio.
Eliminar(Perdona el rollo, pero es que cuando hablo de estos temas me embalo :)
Un abrazo equinoccial :)
Bello y nostálgico, Teo. Magnífico texto.
ResponderEliminarGracias.
Enrique, no sé por qué tus comentarios aparecen en mi correo electrónico pero no aquí. Blogger nos tiene manía :) Da igual, los rescato de allí y los traigo aquí.
EliminarGracias a ti.
las leyes de la naturaleza y nuestros miedos, una mala combinación para lograr finales felices...
ResponderEliminarSiempre vencen las leyes de la naturaleza.
EliminarLe has dado voz a una imagen nostálgica, ley de la naturaleza, como ya te han mencionado, lo bonito es que no hay final, todo se repite.
ResponderEliminarTodo se repite, Maia, como dices. La vida transcurre por el perímetro de una circunferencia.
EliminarDejé aquí un comentario, que debió tragarse blogger.
ResponderEliminarDecía que este texto es una joyita, para enmarcar.
Tal vez por empatía, por haber sentido esa sensacion que tan bien describes y no he sabido plasmar con tu delicadeza y tu maestría.
Me encantó.
Abrazo, Diego.
¡Hola, Zarza! A menudo me ocurre como a ti, y no aparecen en mi blog comentarios que sé que me han escrito otros blogueros. Algunos aparecen al menos en el correo que tengo enlazado a mi blog y los puedo recuperar de ahí. Otros, como el tuyo que me comentas, no aparecen por ningún lado... Es una pena, porque al final me hacen quedar mal, como si yo fuera el que los elimina. Patience, ce sont les choses de blogger...
EliminarGracias por reintentarlo, Zarza, eres un encanto. Y esta vez ha entrado :))
Un abrazo empático :)