Tic
El reloj de la cocina ha dicho basta. Detuvo su presente a las once menos veinte de un día cualquiera. No, no insistáis, no es cuestión de pilas, le acabo de poner unas que compré en los chinos. Y ahí sigue, vivo y quieto, mirándome fijamente con cara de algo.
Me gustan los relojes que dejan de ser para los demás y deciden ser solo para ellos mismos, los que un día se detienen en el presente que ellos eligen, los que no se dejan manipular por greenwiches ni coordenadas, los rebeldes.
Quiero aprender de esos relojes, elegir mis mejores presentes y detenerlos el tiempo que me dé la gana entre mis pasados irregresables y mis futuros inllegados.
Cuando un reloj se para, es cuando el tiempo empieza a vivir.
ResponderEliminarBonita entrada.
Un abrazo.
Dentro de lo muy poco que me gustan los relojes, mis preferidos son el de arena del salón que puedo tumbar para pararlo a mi antojo y el reloj de sol de mi jardín que desconcierta a muchos: está al sol y bien orientado pero no tiene aguja. Y una vez que alguien me lo recalcó diciendo que así no servía, contesté que la había quitado yo a propósito: me gusta vivir en presente, sin hora. Pero demasiado bien funcionan los relojes ajenos, ladrones de tiempo que se comen mis horas cuando bajo la guardia. :(
ResponderEliminar"Nunca es tarde" en efecto para rebelarse. Yo también estoy aprendiendo ;)
(Curioso... mañana, yo también hablo de tiempo :)
Me encanta el relato, Diego, pero mucho más lo que cuenta que lo que dice.
ResponderEliminarDecidir bjarte de la rueda donde te apetezca, vivir una hora adelantado o atrasada, dejar de contar los minutos que pasaron y no desasosegarte por las horas muertas...
Tu reloj de la cocina te tiene calado y ha decidio recordarte que nunca es tarde para rebelarte.
A mí los relojes ni fu ni fa, siempre pregunto qué hora es, "a qué día de numero estamos" y etc, pero mi marido tiene debilidad por ellos, aunque tuvo que quitar la pila de uno grandote del dormitorio porque su tictac no me dejaba dormir y se quedo parado a las 12, sin especificar AM o PM.
Un beso,
ResponderEliminarY HABLANDO DEL TIEMPO......
Con el tiempo...
Te das cuenta de que el hombre se hace viejo muy pronto,
y sabio demasiado tarde,
justo cuando YA NO TIENE TIEMPO.
(de "mirando pensando al techo")
Mi reloj nunca se para. Esta echo de luces y sombras, de tonos cambiantesdurante el dia, azul,blanquecino, dorado , rojo, violeta...En la nochelo marca la carrera de las estrellas.cuando el negro apaga la luna y la estrella, duermo.
ResponderEliminarPor favor Diego separa las palabras en esta extraña manera que tengo de llegar a ti , no veo bien lo que escribo.( es una manera compleja y larga de explicar....
ResponderEliminarDiego, que relato tan bueno. Tiene mucha miga y es muy sabio ese reloj tuyo. No me extraña que quieras imitarlo...
ResponderEliminarAbrazos
¡Qué ingenioso, por dios! Y cuántas cosas dices en algo tan sencillo, admirable tu capacidad de síntesis.
ResponderEliminarTe estoy aplaudiendo aunque no me oigas. Y van volando besos.
Y también el reloj, Juan. Abrazo.
ResponderEliminar¿Un reloj de sol sin aguja, Fram? Es otra forma de rebelión relojuna :) No lo arregles, ahora da todas las horas al mismo tiempo :)
ResponderEliminarTesa, los relojes grandotes en el dormitorio son una pesadilla, con sus tics y sus tacs tan sonoros. Intentar dormirse entre el tic y el tac es casi imposible. Hicisteis bien en quitarle la pila, así descansaréis mejor. Y él también :) Beso.
ResponderEliminarPedrice, el hombre es como la teoría de la relatividad: cuánto más despacio camina más deprisa corre el tiempo.
ResponderEliminarIOTA, no te preocupes. Llegas de sobra a mí. Y no separo tus palabras, yo disfruto inventando o leyendo palabras inventadas :)
ResponderEliminarMaripaz, la verdad es que el reloj existe (me costó un euro en Ikea) y no se para ni a tiros. El pobretico no es nada rebelde...
ResponderEliminarVirgi, llegaron volando tus besos (y con adelanto, los tiempos a veces se aceleran) Muchos para ti :)
ResponderEliminarLa llegó la hora de estar quieto y reposando que bastante ha estado contándote las horas, él a tí. Si no mirásemos tanto esas agujas a lo mejor el tiempo no pasaba tan deprisa.
ResponderEliminarBesos.
Hola!!
ResponderEliminarNunca es tarde si la dicha es buena ;)
Carpe diem, es una de mis premisas, Diego :)
Me gustaría tener ese reloj en casa, seguro que cuando uno está agobiado le alivia ver el mensaje :)
Un besito para tí ;)
Saludos para los demás :)