Balanza elástica

Los mediocres políticos que soportamos en este país nos tienen acostumbrados a sus diferentes varas de medir: si una idea es mía, es excelente; si la misma idea es de un rival político, es una chorrada. Algunos jueces se han sumado ahora a esta fiebre de bazofia que nos invade, con decisiones judiciales politizadas en función del color del cristal con que las sentencian. 

La balanza de la objetividad, del sinpartidismo, de la justicia, del igualpatós anda desequilibrada, confundida, tristona, jodida. 

Para restituir su equilibrio y su moral, para que la balanza piense que sigue siendo justa y equitativa, propongo la creación de lo que denomino “balanza elástica”. En esencia es igual que una balanza tradicional, con la única diferencia de que uno de sus platillos, en vez de estar sujeto a su brazo por las reglamentarias cadenitas, lo está por medio de unos muelles. De modo y manera que si, un suponer, coloco un peso P de opinión de A (siendo A cualquier politiquillo del color que sea) en el platillo tradicional, para equilibrar la balanza necesitaré un peso kP de opinión de B (siendo B un rival político de A, tan ineficaz como A). Como el coeficiente k es necesariamente menor que 1 por la ley de Hooke que rige la elasticidad muellil, A siempre podrá mentir que su opinión tiene más peso que la estupidez que en su criterio dice B, fingiendo una objetividad que ni él se cree, y aplaudiéndose a sí mismo. De este modo, engañan a la balanza, o creen engañarla. En este extraño planteamiento ―que se me ha ocurrido tras una noche de pesadillas y que ni yo mismo entiendo, ahora que lo releo―, se pueden intercambiar A y B, en eso son iguales, mienten, se cabrean, gritan, prometen y demagogian como locos con tal de permanecer anclados a la poltrona unos años más.

Comentarios