(Poética canción
de Alvaro Rodríguez, este sí poco partidario ―intuyo por la letra― de estos festejos de
transición año viejo-año nuevo. Sacado de You tube)
Pues casi, casi, Juan. Estos días procuro aislarme. Pero no soy antisocial, que conste, solo un poco "puñetero" :) Desde hace tiempo me han gustado los siete de enero, final de las fiestas e inicio de un nuevo año que siempre me sonríe. A ver qué nos depara. Un abrazo.
Creo que el tal Rodriguez tiene un cabreo escatólogico con la novia que tanto lo quiso... y ya no, más que con el cambio de año.
Pobre arbolito, yo ya no lo pongo, porque en realidad me gustaba ponerlo natural, ese olor me parecía lo mejor de las Navidades, pero a pesar de mis cuidadoos pocoo lograron sobrevivir a la vuelta a la tierra después de Fiestas, aunque alguno lo consiguió.
Diego, estoy contigo, el 7 de enero es un día estupendo para iniciar el viaje de un nuevo año, con esperanza y con humor. Que sea especial depende de cómo lo gestionemos, para eso etá por estrenar.
El 7 es mi número preferido desde siempre y yo también deseo llegar a esta fecha y volver a patear la sierra en solitario, rodeada de árboles sin disfrazar saboreando uvas en su estación (saben mejor), a mi ritmo y sin atragantarme. En cuanto al video añadido, no me extraña lo que le pasa al rodriguez éste: con esta cara de vinagre seguramente aburre hasta a las ovejas. Es lo que pasa con los excesos de mesa y de reuniones "obligadas": provocan descomposición a cualquiera. Este año 2020, tenemos un día más para disfrutar y reponernos del trago ;)
Tesa, cuando una novia me ha dejado, yo ese fin de año le he dedicado mi primera uva, con una lagrimita de agradecimiento (no por haberme dejado sino por haberme soportado durante una temporada). Yo no tengo las cualidades poéticas del tal Rodríguez para dedicarles una composición tan poética y sentida... Seguro que vamos a gestionar bien este año que asoma la nariz.
Fram, el 7 no está mal, pero donde haya un 5... Yo siempre digo que las montañas, los mares, los senderos siguen en su sitio año tras año. Por eso no hay que claudicar nunca, ni decir "de ese agua no beberé", aunque beberla nos produzca retortijones como al Rodríguez. Ánimo, que tu pie volverá a recorrer tus paisajes, aunque rechine un poco a cada paso :) Beso.
No soy de grandes celebraciones. Noche Buena la paso de largo, para que te des una idea.
Pero a mí, al contrario de ese Rodríguez, me encanta celebrar la Noche Vieja y esperar el año nuevo. Con poca gente -QUE ELIJO- y por supuesto con mi hija. Es siempre esperanzador cambiar de año...aunque sea de manera simbólica pues los segundos, minutos y horas se suceden unos a otros. Brindo cada año- con quienes me acompañan en el momento- con la real esperanza de que el que inicia será mejor que el que finalizó.
Ahora...no sé porqué...tal vez por toda mi vida laboral docente... ¡el año según mis sentires comienza en marzo! (Por estas latitudes es el mes en que comienza el ciclo lectivo) Va el segundo abrazo 2020
Lu, yo pasé unas navidades en Ecuador, y recuerdo lo que me chocaba ver árboles de navidad adornados con aquel calor tropical en pantalón corto y camisa sin mangas. Así que me imagino lo extraño que me parecería celebrar las fiestas en tu ciudad, ahora que empezáis el verano :) Disfruta de tus vacaciones!!!
Y tienes razón, cada segundo termina un año y empieza otro. Hay que poner coto a tanto trasiego y reservar la celebración para los 31 de enero, con abrigo o en la playa.
Mi segundo abrazo también para ti en este incierto 2020.
Seguro que lo has pasado en el campo disfrutando de la Naturaleza, que no es una mala manera de pasar la Navidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues casi, casi, Juan. Estos días procuro aislarme. Pero no soy antisocial, que conste, solo un poco "puñetero" :) Desde hace tiempo me han gustado los siete de enero, final de las fiestas e inicio de un nuevo año que siempre me sonríe. A ver qué nos depara. Un abrazo.
ResponderEliminarCreo que el tal Rodriguez tiene un cabreo escatólogico con la novia que tanto lo quiso... y ya no, más que con el cambio de año.
ResponderEliminarPobre arbolito, yo ya no lo pongo, porque en realidad me gustaba ponerlo natural, ese olor me parecía lo mejor de las Navidades, pero a pesar de mis cuidadoos pocoo lograron sobrevivir a la vuelta a la tierra después de Fiestas, aunque alguno lo consiguió.
Diego, estoy contigo, el 7 de enero es un día estupendo para iniciar el viaje de un nuevo año, con esperanza y con humor. Que sea especial depende de cómo lo gestionemos, para eso etá por estrenar.
Un abrazo,
El 7 es mi número preferido desde siempre y yo también deseo llegar a esta fecha y volver a patear la sierra en solitario, rodeada de árboles sin disfrazar saboreando uvas en su estación (saben mejor), a mi ritmo y sin atragantarme.
ResponderEliminarEn cuanto al video añadido, no me extraña lo que le pasa al rodriguez éste: con esta cara de vinagre seguramente aburre hasta a las ovejas.
Es lo que pasa con los excesos de mesa y de reuniones "obligadas": provocan descomposición a cualquiera.
Este año 2020, tenemos un día más para disfrutar y reponernos del trago ;)
Tesa, cuando una novia me ha dejado, yo ese fin de año le he dedicado mi primera uva, con una lagrimita de agradecimiento (no por haberme dejado sino por haberme soportado durante una temporada). Yo no tengo las cualidades poéticas del tal Rodríguez para dedicarles una composición tan poética y sentida...
ResponderEliminarSeguro que vamos a gestionar bien este año que asoma la nariz.
Fram, el 7 no está mal, pero donde haya un 5...
ResponderEliminarYo siempre digo que las montañas, los mares, los senderos siguen en su sitio año tras año. Por eso no hay que claudicar nunca, ni decir "de ese agua no beberé", aunque beberla nos produzca retortijones como al Rodríguez. Ánimo, que tu pie volverá a recorrer tus paisajes, aunque rechine un poco a cada paso :) Beso.
Jajaaj Diego! ¡Muy "poético"!
ResponderEliminarNo soy de grandes celebraciones. Noche Buena la paso de largo, para que te des una idea.
Pero a mí, al contrario de ese Rodríguez, me encanta celebrar la Noche Vieja y esperar el año nuevo. Con poca gente -QUE ELIJO- y por supuesto con mi hija.
Es siempre esperanzador cambiar de año...aunque sea de manera simbólica pues los segundos, minutos y horas se suceden unos a otros.
Brindo cada año- con quienes me acompañan en el momento- con la real esperanza de que el que inicia será mejor que el que finalizó.
Ahora...no sé porqué...tal vez por toda mi vida laboral docente...
¡el año según mis sentires comienza en marzo! (Por estas latitudes es el mes en que
comienza el ciclo lectivo)
Va el segundo abrazo 2020
Lu, yo pasé unas navidades en Ecuador, y recuerdo lo que me chocaba ver árboles de navidad adornados con aquel calor tropical en pantalón corto y camisa sin mangas. Así que me imagino lo extraño que me parecería celebrar las fiestas en tu ciudad, ahora que empezáis el verano :) Disfruta de tus vacaciones!!!
ResponderEliminarY tienes razón, cada segundo termina un año y empieza otro. Hay que poner coto a tanto trasiego y reservar la celebración para los 31 de enero, con abrigo o en la playa.
Mi segundo abrazo también para ti en este incierto 2020.
Envidio tu decisión, Diego. Aunque no me haya sido posible imitarte...jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.