¡Gracias, Tesa!

Tesa es bloguera y artista. Su blog (“El almacén de los días perdidos”) es original, alegre, inteligente y con un alto sentido del humor (esa “cosa” de la que estamos tan necesitados). Tengo la suerte de conocerla personalmente. El día que la conocí, cuando la vi acercarse por la acera al bareto donde habíamos quedado, me dije: “es ella”. Y es que Tesa es como su blog, pero con piernas. 

Ayer fue mi cumpleaños. Y recibí un correo de Tesa con una postal de felicitación. Aún no se me ha quitado la sonrisa de la boca. En la postal ―basada en mi viñeta del hombre confinado del 12 de abril― Tesa me envía, mediante un robot muy salao, una tarta, un par de copas de verdejo, una tira de banderitas festeras, unas flores, una bolsa que aún no he abierto y enciende la luz de la lámpara apagada de mi triste habitación de confinado a la fuerza. 

Gracias, Tesa. Al ver al robot bajo mi ventana se me saltó una lagrimilla de agradecimiento que rodó por mi narizota y acabó estrellándose en el asfalto con un plic que se oyó lejos. Y le di un beso a tu robot para que te lo hiciera llegar de vuelta. Pero no sé si te habrá llegado, me han dicho que fue detenido cerca de Atocha por no llevar mascarilla, ni ser un perro, ni ir a hacer la compra, y que se lo llevó la policía al desguace. A gorrazos, por supuesto.

Exuperancio se estaba apagando pero se ha encendido un poquito gracias a ti.