Instrucciones para reverenciar

 

Últimamente se han producido algunos acontecimientos políticos, militares y religiosos, presididos cada uno por un Señor Importante. En dichos acontecimientos, la gente guardaba cola, en fila de a uno, para reverenciar al mencionado Señor Importante al pasar frente a Él. Yo, fanático de los protocolos, me soliviantaba, indignado al contemplar el modo incorrecto y anárquico de reverenciar los reverenciadores al reverenciado: cada uno a su estilo, modo y manera, hala, sin cumplir la más mínima normativa que debe presidir tales eventos. 

Por eso escribo estas instrucciones generales esperando que los reverenciadores las tengan en cuenta e intenten cumplirlas en futuros actos reverenciales, sin dar lugar a los bochornosos espectáculos que en general nos brindan. 

En primer lugar, recordemos qué es una reverencia. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, una reverencia es, en su segunda acepción, la “inclinación del cuerpo en señal de respeto o veneración hacia alguien”. Ese alguien, el Señor Importante, debe estar situado en un plano más elevado que el de los reverenciadores —un estrado por ejemplo— como prueba y reconocimiento de que su estatus es superior. 

Las instrucciones generales son las siguientes: 
1. No se me apelotonen al guardar la cola, hay reverencias para todos, guarden entre ustedes una distancia no inferior a un paso ni superior a tres. 
2. Al llegar frente al reverenciado, deténganse un instante y giren el cuerpo 90º para situarse justamente frente a Él. 
3. Los pies deben quedar paralelos, con una separación de los zapatos (obligatorios, no se puede reverenciar con deportivas o en chanclas) de 15 cms. 
4. No se le ocurra mirar a los ojos al reverenciado, se considera un acto irreverente, podría molestar al Señor Importante. 
5. Este es el momento de efectuar la reverencia, que deberá cumplir los siguientes requisitos: 
a) no debe durar más de dos segundos en total.
b) debe iniciarse en posición de firmes, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo. 
c) la expresión del rostro debe permanecer seria, aunque a algunos reverenciadores estas ceremonias les produzcan cierto cachondeíto interior difícil de conciliar con la seriedad. 
d) inclinar el cuerpo desde la cintura, sin flexionar las piernas y manteniendo la cabeza alineada con el torso. 
e) la amplitud de la inclinación del torso, medida en grados sexagesimales dependerá de la categoría del reverenciado. Así, si este es una autoridad eclesiástica de primer orden (tipo Papa o Cardenal) el ángulo formado por la prolongación del torso y la vertical que pasa por cuello y zapatos será de 45º. Si el Señor Importante es una autoridad militar de la mayor gradación existente, el ángulo será de 35º. Si es un Presidente o algo de una nación, 20º (con eso van que chutan). 
f) en los demás casos, bastará con una leve inclinación de cabeza. 
6. Acabada la reverencia, girar el cuerpo 90º en la dirección de la cola o fila emergente y continuar el camino (sin correr), dirigiéndose al salón contiguo, donde podrán engullir un canapé y beber una copa de vino por la cara. 

Son normas fáciles de cumplir. Les recomiendo que las ensayen en su casa frente a un espejo antes de acudir al acto reverencial y, si es necesario, compren un “medidor de ángulo de reverencia”, para alcanzar sin pasarse la inclinación requerida en cada caso. Las venden en Amazon por 5 €.

De nada.

Comentarios

  1. Diego, apuesto a que esta entrada tuya es asignatura obligatoria en los colegios del Opus Dei.

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    1. :D Quizás, Cabro. Aunque ellos añaden entre los reverenciables a Escribá de Balaguer, con un ángulo de inclinación de 60º :)

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  2. Pues lo veo muy complicado, creo que sería mejor una sencilla operación que te insertase una bisagra en la cadera y una pequeña batería en ciertos musculas para que, simplemente apretando un botón, el cuerpo ya se pusiese en la posición correcta... Imagina la de posibildades de este invento.

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    1. Genial tu idea, Béauséant :) Voy a construir y patentar el artefacto para venderlo en los actos donde se reverencie a alguien. Te cederé el 50% de los derechos de autor :)

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  3. Hola Diego! Ya de regreso, voy poco a poco visitando los blogs amigos y, obvio, estás dentro de ellos.
    Bueno, conmigo todo estaría peor que mal pues no me gustan los protocolos ni las reverencias.
    Eso sí, no hay dudas de lo ingenioso de tu "guía práctica" en esta ocasión.
    ¡jaja como siempre, amigo mío, me has hecho reír con tu instructivo!
    Abrazo va

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    1. Ushuaia te echaba de menos (y yo también :)
      Algún día desaparecerán los protocolos y las reverencias.
      Abrazo, Lu.

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  4. Mujer de Negro11/02/2022

    Con el dibujo me haces pensar en aquellas bisagras o lo que fuera, que se ponían en los objetos para facilitar el movimiento, abajo-arriba, pero eso de ''grados sexagesimales'' le agrega el plus.

    Lo que sí, que leer instructivos me va mal, primero improviso y después ando buscándolo por todos lados, al final siempre me sobran piezas y me dijo, sí, definitivamente, son para reposición :)

    No vale el de la piernita atrás y doblar rodillitas¿ :)

    Beso

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    1. (MdeN, no sé por qué no me aparecen aquí tus comentarios, tengo que copiarlos desde mi dirección de correo electrónico. ¿Hados malignos? :)
      Me pasa como a ti, no suelo leer las instrucciones para montar las cosas (a menudo traducidas lamentablemente) y pasa lo que pasa: siempre sobra alguna pieza :)
      Un beso.

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    2. Quizás, Diego
      Me sucede últimamente, los comentarios en varios sitios desaparecen :/
      Beso

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  5. Ana María11/04/2022

    Diego, menos mal que yo donde vivo y con mis rutinas no tengo que ir haciendo reverencias a diestro y siniestro (por cierto, me acabo de acordar de una canción infantil que decía: ahí va el conejo de la suerte haciendo reverencias con su cara de inocencia, tú besarás al chico o a la chica que te guste más; y al cantar se iban dando palmas en la mano del otro al ritmo). Si alguna vez me veo en el compromiso de reverenciar a alguien me estudiaré tus instrucciones para que sea una reverencia perfecta y adecuada a las circunstancias:)

    Un beso para ti ;)

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    1. No conocía la canción del conejo reverenciador, Ana :) Me parece bien que lleves las instrucciones en tu mochila por si algún día te cruzas con un reverenciante.
      Beso.

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  6. A pesar de que me parece un manual de uso de reverencias muy claro y muy práctico con su correspondiente viñeta en ángulos que es un portento de precisión, Diego, y que me has hecho reír como siempre, te he de confesar que desde niña he llevado fataaal lo de los protocolos y las reverencias, tengo anécdotas para aburrir:

    En un Jubileo, tendría unos doce años, un Obispo Importante me tiende la mano con un anillo enorme que pretendía que yo besara y cuando casi roza mi boca rebelde, le hice una "cobra" de contorsionista espectacular, ante las risas de mis compañeras, el enfado monumental de la monja (castigo después) y la cara de sorpresa del prelado.

    Otro día recito un poema de bienvenida a la madre general de la congregación religiosa, a la que también se le besaba la mano, que manía con lo escrupulosa que he sido siempre, y al terminar mi poema me da las gracias y alza la mano para que la bese y voy yo se la estrecho y le digo: encantada, ¿qué tal?

    Ni te cuento lo que dijo, me gané su desaprobación para los restos.

    Un abrazo,

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    1. Hola, Tesa :) Por lo que te conozco, barrunto que no eres muy partidaria de ningún protocolo. Y lo demuestra la cobra que le hiciste al Monseñor, que seguro aún recuerda, y el no-beso en la mano de la monja :) Tesa for ever :)
      Abrazote.

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  7. ¡Hola, Diego, qué buen humor!
    He reído; pero no de aquellos que, por protocolo, deban inclinarse ante alguien. En verdad, me inclino todos los días, cuando realizo mi rutina diaria de gimnasia (flexiones, extensiones, inclinaciones…); pero ante gente “importante”, no. En el cole, casi me expulsan por no besar el anillo de un ser humano vestido de púrpura y me alegro de no tratar con gente de la realeza; tengo la suerte de ser plebeya :)
    Muy interesante tu dibujo. Feliz fin de semana.
    Un abrazo

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    1. :D Me has hecho reír, Rud. Sería gracioso que hubiera también un protocolo para los ángulos de retorcimientos e inclinaciones en los ejercicios de gimnasia :)
      No se te ocurra nunca besar un anillo, y, si tú llevas alguno, quítatelo para que no te lo besen :)
      Abrazo, Rud.

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  8. La Mujer de Negro y Ana Maria son suyas profesor

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