Después del partido
Ha acabado el partido. El resultado es lo de menos. Cada equipo ha hecho un pasillo al equipo contrario, aplaudiendo a los jugadores rivales mientras lo recorrían, con deportividad. Luego se han vuelto hacia el público y también le han aplaudido. Finalmente han hecho un corro cerrado, una piña, cada equipo por separado y han gritado sus frases de ánimo recordando que son ante todo un equipo. Y se han retirado a la banda, sentándose en las gradas para animar a los que juegan el partido siguiente. Alguien ha llevado, a cada jugador, un tapper con unos apetitosos macarrones con chorizo, hay que reponer fuerzas.
No, no son chavales que han jugado un partido de fútbol (el fútbol es diferente, no existe esta deportividad, este respeto al rival, este priorizar lo colectivo sobre lo individual). Son chavales de 12 años que han terminado su partido semanal de… rugby.
Yo no conocía este deporte. Hasta que Mateo, incentivado por su padre, empezó a practicarlo con 5 años. Ahora soy un asiduo asistente a los partidos en que juega su equipo. Es un deporte “rudo”, no lo voy a negar, pero noble. Muy poco parecido al llamado “deporte rey”. Por ejemplo, cuando un jugador hace un ensayo (equivalente a un gol en fútbol), los jugadores no corren como locos a hacer una torre sobre el jugador que ha marcado, ni este, en un acto de egocentrismo, señala con los dedos retorcidos su nombre escrito en el dorso de la camiseta. Entre otras razones, porque en el rugby ningún jugador lleva su nombre grabado en su camiseta, ni siquiera los all blacks y demás equipos profesionales. Cada uno es todos. Todos son uno.
No sé si Mateo seguirá jugando al rugby, o no, el día de mañana. Pero espero que los valores humanos que le está proporcionando este deporte siempre lo acompañen, donde quiera que vaya.
Me sorprende mucho el rugby justo por eso que comentas. Lo que dice el árbitro es ley, vas al límite siempre pero respetando al rival y el resultado lo es todo durante el tiempo de juego, luego ya no importa.
ResponderEliminarEn algún momento el fútbol debió ser eso mismo pero lo estropeamos, ¿verdad?
Quizás el fútbol en sus orígenes se basaba en los mismos principios éticos y morales que el rugby. Hoy no es lo mismo. Quizás tenga la culpa la masificación, el borreguismo, el dineral gastado en el deporte del balompié. Si el rugby se popularizara tanto como el fútbol (el diablo no lo quiera), ¿le ocurriría igual?.
EliminarMe temo que sí, que le ocurriría lo mismo. El dinero lo pudre todo.. El baloncesto aún conserva algo de esos valores, pero también se va perdiendo. La verdad es que lo mejor que puede ocurrirte es que los hijos se dediquen a deportes minoritarios, ¿verdad?
Eliminar"lo mejor que puede ocurrirte es que los hijos se dediquen a deportes minoritarios, ¿verdad?" Yo es lo que siempre les he fomentado, cualquier deporte menos el fútbol. Pero la presión en los colegios es brutal, sólo se juega al fútbol. Y si dices "yo juego al rugby" te miran como si fueses un bicho raro.
EliminarSe debería ofrecer más posibilidades de practicar otros deportes.
ResponderEliminarSalu2, Diego.
Sí, Diego, tienes razón. Habría que promocionarlos a todos los niveles. Es triste, pero cuando en los informativos de la telele el locutor habla de “deportes” solo se refiere a lo que han hecho o dejado de hacer los equipos (de fútbol, lo da por hecho) del Barça o del Real Madrid.
EliminarSeguro que el futbol debió ser así en sus orígenes. Pero todo cambió, cuando a un jugador, otro club, le ofreció un contrato con muchos ceros, para que cambiara de equipo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y luego está la intoxicación de todo tipo a la que nos someten con ese deporte (cada vez menos deporte y más negocio) todos los medios, a todas horas. Ya lo dijo alguien: “el fútbol es el opio del pueblo”. Piensa en fútbol, olvida tus problemas.
EliminarAbrazo, Juan.
Todo deporte jugado por niños suele ser más racional y deportiVo y hasta respetuoso que el de los adultos. Y más cuando los adultos mueven enormes cantidades de dinero. Se enrarece mucho el ambiente con la avaricia.
ResponderEliminarLo malo es que esos niños que juegan al fútbol están rodeados por adultos (padres sobre todo) que gritan e insultan como si no hubiera un mañana. Esto nunca se ve en partidos de rugby.
EliminarMateo va en el buen camino, no cabe duda. Le servirá para ir adquiriendo valores para su vida de adulto. Y recordará tu presencia en esos partidos, no lo dudes.
ResponderEliminarSalen a veces noticias horribles de lo padres y familiares de los chiquillos incitando a la violencia en los campos de fútbol.
Tremendo.
Saludos, Diego.
Reitero lo que le comento a Sergio aquí arriba. Cada padre vociferante piensa que su hijo es un futuro Messi :)
EliminarUn abrazo, Maripaz.
Y seguro que ni las gaviotas eran las autóctonas patiamarilla o argéntea, sino la smithsoniana u otras procedentes de allende los mares :)
ResponderEliminarTransmutación cuántica de comentario desde un blog a otro. La bruja anda por en medio :)
EliminarEl rugby tiene un código de conducta deportiva que debería ser copiado por otros deportes.
ResponderEliminarEl fútbol va por el camino contrario.
Espero que nunca se encuentren...
EliminarSi no lo estropean los padres...
ResponderEliminarEl fútbol ya no es lo que era, menos mal que Alcaraz nos deja creer, como en el rugby que no todo está perdido. De pequeños cualquier deporte nos abre un mundo, hasta que de adultos van erosionándonos todos nuestros ídolos infantiles e ideas. Una lástima.
Abrazote, diego.
P.S. Perrete ya tiene novia ;) y te manda lametazo por tu apoyo.
Mi paisano Alcaraz es un fenómeno. Espero que la fama, el éxito y el "parné" no lo acaben desgraciando, como a tantos otros...
EliminarY, hablando de fútbol, ahora el campeonato de Europa. Más de 50 partidos, un mes de imperio del ¡goooooool!, ¡qué tortura!
P.S. Díle a Perrete que he recibido su lametazo, se lo devuelvo ampliado (aunque no me gusta demasiado su novia, ¿tendré celos? :)
Abrazos galácticos, Zarza.
Amigo Diego, disculpa la tardanza. Sigo complicada
ResponderEliminarPero...acá llego y me encuentro con un estupendo texto
Creo que mucho tienen que ver las familias de los niños que practican tal o cual deporte.
Cierto es que el rugby es un deporte que realmente tiene códigos, pero no siempre "todo lo que reluce es oro"...
Va mi abrazo
No hay nada que disculpar, Lu. Es cierto que las familias pueden influir en que los niños practiquen un deporte concreto. En mi caso, cuanto más fútbol veo, más me gusta el rugby :)
EliminarEspero que tus problemas se hayan solucionado y que el agua fluya por tus cañerías :)
Un abrazo, sureña.
Como mi mensaje ha desaparecido, a ver si llega esto...a ver...a ver... Decía que estaba de acuerdo con los valores de este deporte: nada que añadir...salvo que espero que no le estropeen sus orejas tan bonitas. :)
ResponderEliminarYa sabes lo que me gustó el rugby hace años :))
Y que sigas disfrutando con Mateo .
Hola Fram. A veces ocurre, Blogger se traga mensajes cuando le apetece hacerlo :)
EliminarDe momento, las orejas de Mateo se van salvando. Sólo tiene magulladuras en las rodillas y codos (a esa edad los niños tienen que tener magulladuras :)
Ya sé que te gustó el rugby, ¡qué gran "taloneuse" se perdió la "sélection bleue" :)
Echo en falta tu página naranja. Que lo sepas.
Un beso.