Historia Natural y Moral de las Aves (4) La tórtola

 
Interesantes reflexiones hace el canónigo Don Francisco sobre la fidelidad de las tórtolas y la moral de las viudas.

“Los machos en esta especie de aves mueren siempre antes que las hembras, y ellas son tan honestas y castas que jamás vuelven a juntarse con otro macho. La tórtola es ave que quedando viuda por la pérdida de su compañero, rehúsa volverse a juntar con otro, porque jamás destruye los derechos de la honestidad, ni los conciertos que entre ambas tenían hechos: y llevada del primer amor, engendra en sí tanto dolor, que no admite el ayuntamiento con otro” 

A eso le llamo yo fidelidad femenina absoluta. No sabemos si el tórtolo se comporta igual cuando la que muere es ella. 

Moralidad 

“Asiéntate, pues, solitario como la Tórtola, no te mezcles con el vulgo, ni con la muchedumbre de los hombres, y olvídate de tu pueblo, y de la casa de tu padre, y amar del Rey su hermosura: huye de los Jugares públicos, huye de los domésticos; apártate de los amigos, y aún de los que te administran lo necesario. Apártate, pero no con el cuerpo, sino con la intención, con la devoción, y con el espíritu”
“Y de la manera que la tórtola pierde las plumas el invierno, y entonces se esconde en las concavidades de los árboles, y venida la primavera, vuelve a cobrar sus plumas, y saliendo de aquellos lugares tristes, busca donde hará nido para criar, de la misma suerte la viuda en el tiempo del invierno de las tentaciones, o adversidades, debe dejar las plumas de las galas y ornamentos, y meterse en un rincón de su casa, y allí con humildad y lágrimas pedir a Dios socorro y consuelo para sus necesidades temporales y espirituales: o perdidas las plumas de los regalos y riquezas, que gozaba viviendo el marido, ha de morar por meditación y contemplación en las concavidades de los árboles, esto es, en los ejemplos de humildad y pobreza de los santos. Pero en el tiempo del Verano, de la prosperidad, cuando la viuda tiene abundancia de plumas de riquezas, ha de salir a empollar, y fructificar obras de vida activa, empleándose en hacer limosnas y otras buenas obras”

Queda claro. Cuando muere su marido, la viuda debe renunciar a mezclarse con el vulgo, o con la muchedumbre, olvidarse de su pueblo y de los lugares públicos, apartarse de los amigos y, para evitar las tentaciones, debe olvidar también las pompas y ornamentos y meterse en un rincón de su casa y allí pedir socorro a Dios. Eso en invierno. En verano debe, además, salir a dar limosnas y hacer buenas obras. De los viudos no dice nada, claro, pueden hacer lo que les dé la gana. 

“La tórtola no se asienta nunca sobre cosa hedionda, ni corrompida, ni se ceba en cuerpos muertos: y lo mismo hace la viuda cuando no da consentimiento a ningún pensamiento torpe, ni se detiene mirando lo que la puede incitar a torpeza. Y como la tórtola se contenta con unos pocos granos limpios, cogidos en lugares que también lo son, y con ellos se sustenta, de la misma manera la viuda se ha de contentar con pocos y honestos manjares” 

Lo que le faltaba a la viuda. Ni siquiera la dejan alimentarse como quiera, sino que tiene que hacerlo con alimentos escasos y honestos. 

“La viuda prudente y discreta, ya que en estas cosas imita a la tórtola, mire mucho no la imite en dejarse cazar con músicas, y danzas, como cazan a muchas mujeres los hombres, que la toman por instrumento para contrastar su castidad” 

Viudas: ojo a los hombres. Como os descuidéis os cazarán y os tomarán como instrumento para contrastar vuestra castidad. Y si no sois castas ya sabéis lo que os espera: os enviarán una cigüeña para que os mate a picotazos.

Comentarios

  1. Buff, muy casta y muy pura, pero qué aburrimiento el de la pobre tórtola, ¿no? Sólo tienes una vida y vas a malgastarla de esa manera... ¿Hay algo sobre los cuervos en ese libro?

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    1. Pues sí que aparece el cuervo. Y casualmente aparece mañana algo sobre él. Pero me temo que los cuervos del siglo XVII se parecen poco a los que tú viste en Irlanda :)

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  2. Pobre tórtola, más le hubiera valido morirse ella.
    Las conclusiones del canónigo, Don Francisco, las hubiera firmado después, para la mujer española, Pilar Primo de Rivera.
    Un abrazo.

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