El azulejo
Era enternecedor ver a niños pequeños, ilusionados, plantando arbolitos en las calles de Madrid. La ilusión se multiplicaba cuando, junto al alcorque que protegía la planta, colocaban un azulejo que recordaba el evento con el nombre de la niña o niño, junto a la especie del árbol plantado y la fecha. Allí estaban, para perpetuar el acto, las televisiones, la prensa y, como no, el alcalde haciéndose la foto con cara forzada de alegría. Hay que aparentar, los votos son los votos y pronto habrá elecciones.
Corrían los años noventa del siglo veinte. Ha pasado mucho tiempo.
Hoy, muchos de aquellos árboles han muerto, por falta de riego, o de cariño, o porque eran inadecuados; y muchos de los azulejos han desaparecido, o están rotos, o son ilegibles.
Pero aún quedan por ahí, intactos, algunos de estos azulejos sin árbol, como testigos de la falsedad, hipocresía, oportunismo, olvido, indiferencia de tantos políticos municipales.
En el aparcamiento de un gran supermercado madrileño hice la foto que encabeza este texto. El azulejo está rodeado de cemento, vallas, postes de luz, coches, humo, meadas de perros urbanos y de borrachos incontinentes… Ni rastro del Chamaecyparis lawsoniana que pomposamente se anuncia (con falta ortográfica incluida) y que, sin duda, tuvo una cruel existencia hasta que fue degollado en aras del llamado “progreso”, que todo lo engulle; o quizás murió de pena y hastío. En su lugar sólo aparecen unos matujos anónimos, gritándonos que lo natural siempre triunfará sobre lo impuesto. Pero no los oímos.
Te llamas Berenice, como la reina mitológica cuya cabellera rubia luce, tímida, en los dominios de Leo. Andarás hoy por la treintena. Te sugiero que te acerques un día por el aparcamiento, arranques la placa (te pertenece) y la cuelgues en un lugar destacado de tu habitación. Y, si quieres, la sustituyas por otra en la que escribas, a modo de epitafio del Chamaecyparis que no fue, algo parecido a esto:
Aquí yace mi espíritu arbóreo.
Me obligaron a que fuera y no me dejaron ser.
Diego:
ResponderEliminares una lástima que esas iniciativas, que pueden ser muy interesantes, a pesar del político de turno, no tengan continuidad ni seguimiento.
Salu2.